Cómo mantener la rutina del sueño en los niños durante las vacaciones para garantizar su salud y correcto desarrollo

Durante el día, mucha actividad física. Mantener a los niños en movimiento es esencial para garantizar su buena salud. Los expertos recomiendan que estén activos a lo largo del día y de muy diferentes formas, ya sea a través de juegos o paseos. Lo ideal es que no permanezcan más de 1 hora realizando actividades sedentarias. Además, esta actividad permitirá que estén más cansados a la hora de acostarse y, por lo tanto, concilien mejor el sueño. Pero ojo, al menos 1 hora antes de irse a la cama, los niños deben estar tranquilos y relajados. 

A la cama, a dormir. Es clave: nada de irse a la cama a jugar ni a ver la tele. Y en ningún caso deben meterse en la cama con la Tablet o el móvil. Un poco de disciplina les ayudará a conciliar mejor el sueño.

No variar en exceso los horarios de invierno. Aunque la mayor flexibilidad horaria es inevitable, se recomienda no romper en exceso esas rutinas de invierno con un máximo de 2 horas de diferencia.  Así, por ejemplo, si un niño se acuesta normalmente a las 8 de la noche, en verano no debería dormirse más tarde de las 10.

Cerrar las persianas a la hora de dormir. En verano, los días son mucho más largos y esto puede generar reticencias en los niños a la hora de acostarse, ya que ellos relacionan la oscuridad con el sueño. Es por ello por lo que bajar las persianas un tiempo antes de la hora de acostarse, ayuda a generar un ambiente nocturno que propicia el sueño.

Mantener una buena temperatura en la habitación. El calor es un enemigo en lo que respecta a la calidad del sueño y puede provocar que los niños se despierten varias veces durante la noche, impidiéndoles un buen descanso. Por ello, es importante intentar que la temperatura de la habitación sea la adecuada, entre 20 y 22 grados.

Eliminar las pantallas antes de acostarse. Aunque este hábito debe inculcarse durante todo el año, es especialmente importante durante la época estival cuando los niños se muestran más reticentes a irse a la cama. Los dispositivos digitales activan el cerebro y, por lo tanto, deben evitarse por las noches. Para Montilla es clave sustituir las pantallas por un libro: es el mejor modo de ayudarles a relajarse.

Enseñar a los niños que en verano también hay rutinas. Los niños no deberían asociar el verano o las vacaciones con la falta de normas. Es necesario que sean conscientes de que, a pesar de una mayor amplitud de horarios, siguen existiendo unas reglas de sueño que hay que cumplir.