¿Qué diferencia una fábrica de paraguas de una aseguradora? ¿Y una aerolínea de un banco? Todas ellos son empresas y, como tales, prestan un servicio a sus clientes. Pero entre el sector financiero y otras industrias hay una diferencia: la actividad financiera se encuentra supervisada. ¿Supervisada? ¿Eso qué es? Y sobre todo, ¿por qué se la supervisa?
Vamos allá… Las aseguradoras, los bancos y las instituciones de inversión colectiva (como los fondos de inversión, por ejemplo) gestionan dinero de terceras personas. En el negocio asegurador, por ejemplo, el dinero que aportan todos los clientes sirve para pagar los percances que padecen algunos de ellos.
Pero claro, ese ejercicio debe realizarse siguiendo unos criterios de prudencia. Una aseguradora siempre debe estar en disposición de cumplir con el compromiso que ha adquirido con el cliente que les confió sus ahorros. Ya sea reintegrarle un dinero que tenía ahorrado o pagar un siniestro. ¿Y cómo se logra eso? Pues cumpliendo unos estándares de solvencia. Y aquí es donde entra la supervisión.
Los Estados cuentan con organismos que se encargan de comprobar que las entidades financieras cumplen con esos requisitos de solvencia
Que siempre tienen una cantidad de dinero razonable a mano para las peticiones que, en condiciones normales, puedan recibir. Hay muchos sistemas de supervisión financiera en el mundo pero, en España –como en la UE, por cierto–, hay tres supervisores. Seguro que te suenan. Son el Banco de España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DSGFP). Se ocupan, respectivamente, de las entidades de crédito (bancos, cajas, cooperativas, financieras…), las emisiones de títulos (acciones, bonos…) y la actividad de seguros (aseguradoras, agentes, corredores…).
La actividad financiera es un trabajo que exige una gran responsabilidad. Por eso, los supervisores exigen a las aseguradoras, los bancos y las gestoras contar con una “ficha” o licencia para operar. Además, tienen que registrarse en su correspondiente registro público para que, quien quiera, pueda comprobar que son operadores debidamente supervisados y autorizados. Cada supervisor tiene su registro. Aquí puedes visitar los del Banco de España, la CNMV y, por supuesto, el que se ocupa de los seguros: la DGSFP.
Autorización, registro, control de la solvencia… Toda esta labor que desarrolla el Estado se hace para que tú, el ciudadano de a pie, puedas confiar tu dinero a instituciones fiables. Tus ahorros son muy importantes porque contribuyen a generar riqueza y a preservarla. Ya sea financiando la construcción de unas oficinas o indemnizando el incendio que destruyó una fábrica.