Las viejas pólizas de seguro de hace un siglo o más solían tener en su parte de arriba, con grandes letras, la cifra del capital social de la aseguradora. Aquélla era la forma que entonces existía de hacer patente ante el cliente de un seguro la solvencia de quien lo ofrecía y administraba. Hoy en día, eso no se hace; pero eso no quiere decir que la solvencia haya desaparecido. Tan sólo se ha hecho más exigente, sofisticada y sensible a los riesgos asumidos por las aseguradoras.
La solvencia de una aseguradora, hoy, se calcula mediante un conjunto de fórmulas muy complejas que, probablemente, no conoces; pero que, sin embargo, son la mayor garantía que tienes de que tu asegurador no sólo va a estar donde tú quieres que esté hoy, sino también mañana y dentro de 10 o 20 años. El sistema actual de solvencia es un sistema basado en riesgos, lo cual quiere decir que, para una serie de riesgos o eventos desfavorables que fija el legislador, el asegurador tiene que preguntarse qué perdidas tendría si dichos eventos se produjesen.